martes, 9 de agosto de 2005

Almuerzo

Hace tantos días, navidades, cumpleaños, fechas...

Se siente extraño, como un golpe pequeño pero certero que te das sin querer y reaccionas, y pasan por tus venas tantas sensaciones, que no es más que el encuentro de miles de recuerdos.
Camino sobre un cementerio, tumbas bajo los pies, ¿estarán realmente muertos?

Frente a mi, con dolor más que nada, veo aquel rostro rodeado de años blancos, de cansancio, soledad y aislamiento, y suenan mis risas de inocente, aquellas que son más livianas que el suspiro que lanzo cuando las oigo entre los recuerdos. Y está lleno de mucho trabajo, preocupaciones, y palabras y palabras, como si fuera la misma comida de hace años. Y el dolor se da la vuelta, disfrutando su siesta pero abriendo los ojos como un temido intento de despertar de nuevo...

Es difícil escribir, las letras son ladrillos que me ponen contra la pared, empalmándome, sofocándome, encerrándome. Parece mentira que aún no tenga respuestas para nada de aquello, sólo he logrado olvidar, me he quitado tajos de memoria y no recuerdo, olvido para vivir. Dudo que algún día pueda escribir más de lo que hoy, hay tumbas que definitivamente no deben visitarse.

Sin embargo, hay lazos que están atados aún, y bebo otro sorbo del jugo. El silencio, pocas miradas de frente, ¿ por qué no puedo hacerlo? Dolor de nuevo...

Y el apuro, la angustia y los nervios, debe ser rápido, debes mirar hacia los lados, un descuido o una mala casualidad y estarías de regreso en aquel infierno olvidado, seco pero destructivo.
¿Qué es la vida entonces? ¿qué pasará cuando pase lo inevitable? Estaré sola, más mucho más de lo que estoy ahorita. Otro sorbo más de dolor...

Los mundos paralelos sólo me han traído confusiones, me han separado y no sé cuánto de mi queda desperdigado por aquellos lejanos lugares a donde se nos pierde el alma.

Quisiera reirme como en aquellos tiempos, pero me reía por ignorancia al dolor, no porque no existiera. Quisiera pero sé que no podré, y tal vez no haya forma de lograrlo. Los caminos ha quedado marcados pese a las vueltas que da la vida, y mientras lo que queda es vivir, caminar.
Son sólo minutos, horas, porque reunir a los tiempos trae sólo caos. Hay muchas cosas que no puedo cambiar, entonces ¿qué debo hacer?

Tanto estar en el medio, tanto ir y venir, tanta violencia, tanto llanto, tanta locura, están apenas cubiertas por el manto fino del engaño, de aquella mentira blanca que nos decimos todos los días para poder levantarnos.

Y yo sigo sin saber que hacer...
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