lunes, 17 de noviembre de 2008

La Hora Zen: Bajada al Mundo


"Simplemente, enfréntate a la Gran Ciudad y comprueba si ella te conquista o si tú la conquistas a ella"

(Soyen Shaku a su discípulo Senzaki)
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domingo, 9 de noviembre de 2008

El entrenamiento de un hámster

Les voy a contar más sobre la Hora Zen. Sin ánimos de resolver preguntas o respuestas.

Un día en la oficina, me compré un libro con 365 Pensamientos Zen. No es el título exacto, no son pensamientos zen, el pensamiento no es zen... Llamémosle Cuentos Zen, por simplificarlo, así no parecerá que estoy practicando mis clases de cantonés antiguo de nuevo.

Así que ojeando el libro, compartí uno de esos pensamientos con el grupo de compañeros cercanos. Y cada uno dijo algo sobre ese cuento, sin mucho pensar. Empezó el amanecer, empezamos a despertar.

El día siguiente, en medio de nuestras actividades, volví a leer para el grupo otro cuento. Y volvimos a compartir opiniones. Por unos minutos, en un jardín verde, respirábamos pausadamente, más allá de la automatización del reloj.

Durante la práctica de la Hora Zen nada era correcto o incorrecto. Nada era mejor o peor, no había una respuesta única, eran muchas y todas a la vez.

A partir de esto, el grupo oyente variaba, algunas personas se añadían, de forma casual. Una de nuestras antiguas saltamontes incluso pidió seguir participando desde Praga. Nosotros desde Caracas, Venezuela. Luego el día a día nos llevó como un río rápido, y pasaban más días sin esa Hora Zen. Días de 23 horas y 50 minutos. De cuando en cuando, volvíamos a despertar. Hasta que para vencer ese río, tomé una barca llamada Internet y aquí estamos, La Hora Zen digitalizada.

Y la pregunta está en el aire. ¿Es lo mismo que antes?

Tengo muchas ganas de responder esa pregunta, así que esperaré por ustedes para hacerlo.

Mientras, les cuento más sobre estos Cuentos contados por contadores de ... jejeje disculpen no pude evitarlo.

Empecemos por los Koans (Kung An). Son especies de adivinanzas o acertijos que dan los Maestros Zen a sus discípulos. Literalmente significa "documento público".

Es ligada a la escuela Rinzai Zen, donde la búsqueda de la iluminación es alcanzada a través del esfuerzo personal con la meditación. Los Maestros Zen nos enseñan guiándonos en el uso de una forma de pensamiento lateral, que podemos fortalecer a través de la meditación y resolución de koans. No sirven las estrategias racionales. Un koan debe ser llevado a la sesión de meditación, para que repose en nuestra mente, y así surge una respuesta, usualmente de forma abrupta y repentina, conocida como satori o iluminación. Los Maestros Zen suelen darle al discípulo un koan, y una vez resuelto, el discípulo acude de vuelta a su Maestro para recibir otro koan, lo que lo va acercando en su camino interno de iluminación. Pero es el discípulo el responsable de caminarlo, no hay exámenes que estudiar, no hay ni siquiera obligación de acudir por más koans. Y al acudir no habrá respuestas o koans más fáciles. Nosotros somos los que sentimos cuando hemos resuelto un koan, y nosotros decidimos si resolveremos otro más.

Es una manera totalmente diferente a la que solemos utilizar para resolver nuestros dilemas. Nos empuja a un pensamiento más intuitivo, a abrir nuestra conciencia, a transformar la pregunta en algo más que un problema lógico y racional. Nos despierta.

Es importante aclarar que el koan tiene una respuesta, que no es única, y el Maestro estará esperando por su discípulo para oirla. Muchas veces se asocia un koan con algo sin sentido y es errónea esa consideración.

Estamos acostumbrados a que un Maestro es una persona que nos enseña bajo la lógica y la razón. Y así, vamos por la vida buscando nuestro Maestro, nuestro Salvador. Les dejo un koan al respecto:
"Si te encuentras con Buddha, mátalo." (Linji)

Durante la Hora Zen, nuestra mente es un hámster corriendo rápidamente para llegar a la respuesta "correcta", el detalle es que corre dentro de la rueda que no se mueve a ningún sitio. Realmente el hámster sólo debe ejercitarse, ponerse en movimiento, sin pensar en correr por un camino que lo lleve a la iluminación, y correr en el mismo sitio. El hásmter entonces encontrará el satori.
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