domingo, 30 de abril de 2006

Panta REI

Hay situaciones para las que nunca estaremos preparados...
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miércoles, 5 de abril de 2006

Crónicas de un Q

Con mucho apuro. Logré llegar, ya quiero salir.

Inolvidable, me golpea su olor.

En la sala R, ella lo llama por su nombre mientras despierta y lo ubica en el tiempo.

"Ya paso"

Mucho movimiento, entre la expectativa, los nervios y ese olor penetrante e inconfundible de Vida y de Muerte. Miradas curiosas e indiferentes en su mayoría. Busco contacto visual: ocupado, cansado, apurado.

- Tomése su tiempo, que más da.

Para no pensar en cómo llegué allí, fotografío mentalmente cada espacio, gesto, palabra. La fragancia es eterna. Y al fondo a mi izquierda, donde pensé entraría yo en unos minutos (...) suena Barry White a todo volúmen y ¡por fin! me sonrio y miro al techo.

- ¿Estoy enloqueciendo?

Se abren las puertas, y se detienen los segundos para tomar aire. Entran dos, de azul, uno me usa como mueble, el otro me observa. El dibujo del cerebro humano en la pared tuvo más atención, concluyeron que tenía influencias barrocas pero no era realista en su representación.

- Hace frío aquí.

Yo pienso, en los míos, en mi, en lo que vi, en lo que quiero ver, en como llegue aqui. Me pierdo entre esos días, pasados, futuros, inciertos, hasta que me interrumpe un amable D preguntándome cosas por conversar.

- Alguien me sonríe, al fin.

Han pasado tantas vidas por este sitio y lo sientes, pero te tapas los oídos a esas historias, cierras los ojos y prefieres cantar la canción de Coldplay que suena al fondo.

Regreso la vista a los dos Pilatos, llenos de jabón, justo antes de emprender su misión a mi derecha.

En que más se puede pensar para apaciguar la mente y alma...es un reto saberlo. En algún momento me mueven, estaba atravesada. Estoy formando parte de la sala, como testigo invisible, pero pronto seré protagonista. Honestamente, sólo seguiré siendo parte de ella, los protagonistas no han llegado aún.

En esta posición, puedo ver un reloj, redondo como la vida.

- Esto puede ser más incomodo.

El tiempo se pone de manifiesto en la pared, para que no pueda escapar a su lento diluir. Reconozco que no soy paciente (frase paradójica en este lugar) pero también estaba fascinada. Estoy en un sitio al que nadie desea ser llevado y a donde nadie desea volver, el primer lugar que vemos (la mayoría) y que ninguno recuerda. No soy la excepción, y ya que no deseo volver después pero ya estoy aquí pues tratemos de salir llevándonos algo (costumbre particular).

Y por supuesto, de canciones y desafinos está hecho el mundo, existen ambos lados de la moneda que ahora cae sobre el sello. Escucho, y se repite, abren las puertas y encuentro el origen. Éste se acerca, asi que escucho más claramente el sonido y me aterro. Tanto que me tapo la cara. No hay pánico general, pero yo me pego más a la C, ahora sí deseo ser mueble. No hay forma de parar ese sonido, aún hoy.

Tratando de reunir las piezas de mi serenidad, parecida a un puzzle, siento la mano en la frente suavemente deslizarse. Los latidos se apaciguan un poco, hasta que escucho las noticias que me trae.

(¿Y qué vas a hacer al respecto? ¿Salir caminando? La impaciencia se rie conmigo)

Largo rato y llegan los ojos verdes, de voz clara, y totalmente desconocido.

(¿Puede darme un abrazo?)

Por supuesto. Y te daré algo mejor: ignorancia.

- ¿Dónde has estado metido todo este tiempo, ángel? jejeje

Finalmente, mi ticket. Me muevo. Pero él va conmigo. Debí tener el miedo tatuado en las pupilas, pero la punzada fue condescendiente. De fondo me puso a Gwen Stefani y bromeaba sonriéndome. Mire hacia la izquierda y el reloj empezó a despertar, eran las 12:40 del mediodía, yo estaba a punto de cerrar los ojos en un sueño necesario y oscuro.

- Sentirás un mareo leve, no te preocupes...
- "Okey....."

En la sala R, ella me llama por mi nombre (supongo) mientras despierto y me ubica en el tiempo.

"Ya paso"

Creo...que...ape...nas...empie...za...

No recuerdo que dijo, ni quien era. La garganta pesaba, todo era borroso, mejor cerraré los ojos.

- Por favor, quiero irme...
- Ya vendrán por ti (...)

Puso el pañuelo en mis manos mientras me movía. Eso si que fue un sueño extraño.

Y me moví, al rato, en trechos más largos, a una distancia que pude reconocer. Vi un rostro que sabía me pertenecía y me esperaba. Ya todo había pasado, pero no se cómo, ni cuándo, y eso fue lo mejor.

Pasados los días, reviso en el bolsillo y encuentro la música, el desvanecimiento, los ojos verdes que adormecieron mi fragilidad, relojes que duermen y corren, ir y venir, y aquel olor profundo, aferrado a mi piel con fuerza, cuyo nombre es innecesario y vital, olor irrepetible que anuncia lo temido, lo pequeños y frágiles que somos, fragancia de Vida y Muerte.
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