jueves, 30 de octubre de 2008

¡Cuéntame un Cuento!

Sentada en ese pasillo con mi abuelo, pidiéndole que me contara una historia de su vida... ¡cuéntame un cuento!

Casi 20 años después, sentada en ese mismo pasillo, estuve con mi padre, un mes antes de que partiera, contándome historias y cuentos de su vida.

Pueda que diste (casi a voluntad propia) de ser la mejor oradora, pero desde niña me ha gustado escuchar a las personas, siempre. Que me cuenten sus cuentos e historias y pasar la página en cada minuto de conversación, como si estuviera leyendo un buen libro escrito por mi interlocutor.

En el cuarto, con mi abuelita sentada en la cama, no podía ya caminar, jugábamos a que la maquillaba y la peinaba. Recuerdo cuánto colorete le echaba, y sus cabellos lacios y plateados a través de mi peinecito de plástico. Sonreía en el espejo orgullosa de mi trabajo.

También les pedía que se sentaran en el sofá y anunciando mi show, tomaba una de sus reglas largas de costura hechas en madera (ambos eran sastre y modista) y la usaba de micrófono para cantarles alguna de mis canciones favoritas. ¡Hasta bailaba! Eran mi mejor público, el mejor que he tenido.

Otros recuerdos y otro público he tenido desde entonces, bastante diferente. 

Sin embargo, puedo cerrar mis ojos y verlos, ahora juntos todos, sentados en ese sofá, sonriéndome. A veces aplaudiendo, a veces callados, en la expectativa de que pasará ahora. No lo sé, sólo puedo continuar con el show.


"More matter with less art."
Gertrude, HAMLET, Act II, Scene II.


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