martes, 18 de mayo de 2010

La Hora Zen: El fuego en las cenizas


Foto: Fogata, por fabalv, en Flickr.

"Ui Chan servía a su maestro Pai Tchang y éste le ordenó:
- Revuelve las cenizas para ver si aún está el fuego encendido.
Ui Chan revolvió las cenizas y dijo:
- No hay fuego, maestro.
Pai Tchang se levantó de su asiento, rebuscó más profundamente entre las cenizas y encontrando una brasa ardiendo, la tomó y se la mostró a Ui Chan diciendo:
- ¿Y ésta? ¿Es que no quema?
Esto sirvió a Ui Chan para alcanzar el satori."

(Introducción al Budismo Zen, Mariano Antolin, Alfredo Embid)

Da mucho que reflexionar. El fuego desapareció a la vista del monje, pero no porque no lo vea, quiere decir que ya no quema. Cuántas veces echamos agua a nuestros problemas o a nuestra esencia, esperando que con eso desaparezca, ignorando que aún en las cenizas encontramos la naturaleza del fuego, su calor.

Hace muchos años leía en un libro sobre Merlín una frase que se ha quedado conmigo, como un regalo: "Cuando busques entre las cenizas, mira bien".

Por otro lado, también es interesante reflexionar sobre la figura del fuego. Es solo la llama que arde? Es el calor que deja? Qué son las cenizas?

Por último, se me ocurre que somos como ese fuego. Nuestro espíritu va recibir muchos chaparrones de agua, el viento fuerte que sopla para apagarnos (o encendernos). Pero lo importante es que aún cuando parezca que quedamos reducidos a cenizas, hay un calor y un brillo dentro, muy dentro, que todavía vive. Que todavía existe. Que todavía quema. 
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